ROL CRÍTICO
Es paradójico comprobar que los adolescentes se pasan el día colgados a los móviles y cada vez es más difícil, si no imposible, poder comunicarnos con ellos... Cuando salimos a la calle, montamos en un autobús, vamos al cine o damos un paseo, no es raro ver a casi todos los adolescentes con su móvil en los bolsillos, charlando con una jerga especial o enviando mensajes a una velocidad que ya hubieran querido conseguir muchos psicomotricistas. Según las estadísticas de los principales operadores de telefonía móvil, cada terminal envía al día una media de veintinueve mensajes. Este dato nos puede dar una idea de la cantidad de dinero que mueven la telefonía celular y de la realidad de la adicción a los móviles.
Los adultos solemos utilizar el móvil de forma racional, para recados cortos, para acceder de manera rápida a todo tipo de información, para estar comunicados mientras nos desplazamos, etc. Además, se ha convertido en una potente herramienta de trabajo. La realidad es que la adicción a los móviles existe por parte de un gran número de adolescentes que se pasan el día, literalmente, colgados del móvil. Y ahí nuestra frustración: hemos comprado un móvil a nuestro hijo para tenerle localizado y porque muchos de sus compañeros le veían como un "bicho raro" si no lo tenía, y ahora que lo tiene tampoco podemos hablar con él porque se pasa el día con el teléfono, hablando y enviando mensajes. Es gracioso que los teléfonos se inventaran para comunicar a las personas entre sí y también puedan servir para todo lo contrario: para distanciarnos de ellos.
El smartphone se ha convertido en un elemento indispensable dentro de nuestras vidas. Las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías móviles han provocado que, con el paso del tiempo, las personas pasemos cada vez más tiempo pendientes de nuestro teléfono, hasta el punto de convertir prácticamente en una costumbre echarle un vistazo de vez en cuando. De hecho, España es el quinto país del mundo en el que la gente pasa más tiempo pegado a su móvil. Tal y como explicó hace unos meses el psicólogo Eparquio Delgado a Teknautas, "una adicción se define clínicamente por tres factores: un patrón de uso problemático, un síndrome de abstinencia y una tolerancia que impulsa a hacer las dosis cada vez mayores". Así, por tanto, en el caso del uso del móvil no podemos hablar de adicción, pues los dos últimos factores no se cumplen de manera habitual. Eso sí, estamos realmente pegados al \'smartphone\'. La posibilidad de poder llamar, realizar una foto, hacer una consulta en internet, revisar la programación, ver la clasificación de tu equipo de fútbol o poner el GPS provocan que el móvil ofrezca posibilidades infinitas de uso y que, cada vez más, pasemos muchas horas de nuestra vida pegados a nuestro dispositivo. En España, desde luego, los datos confirman que somos uno de los países que más enganchados estamos al teléfono móvil. En conclusión, podemos intentar hablar más con las personas que tenemos al lado en vez de utilizar el móvil.
¡Un saludo mi gente linda!
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